Archivo de la etiqueta: recuerdos

Duelo: el álbum de recuerdos

Hoy os quiero hablar de una actividad que a veces invito a realizar a las familias cuando se ha sufrido la dolorosa experiencia de perder a un ser querido; aunque también puede ser adaptado  para otras pérdidas que les resulten difíciles a l@s niñ@s  como la pérdida de una mascota, el cambio de casa, un amigo que se muda lejos…

El ejercicio se llama «El álbum de los recuerdos», más tarde dí con el precioso cuento El árbol de los recuerdos y me pareció un complemento precioso para complementar el ejercicio.

memory_tree

Respecto a las edades, puede ser adaptado a cada edad y ser más complejo para los más mayores. Algunas veces lo he utilizado con adultos. También se puede realizar en formato digital o en forma de video, con música… pero yo soy muy partidaria de seguir utilizando las manos y el papel para sentirlo más nuestro (algunos adolescentes prefieren el formato digital).

¿Por qué puede ser útil?

  • Las personas necesitamos rituales de despedida, de ahí los velatorios y funerales. Los que nuestra cultura realiza pueden ser muy útiles, pero especialmente para los niños*, son más incomprensibles y menos personalizados. De este modo, aunque hayan acudido a los ritos, dedicar un tiempo para despedirse y honrar a la persona fallecida les ayudará a asumir la realidad de la pérdida y comenzar a elaborar su dolor.
  • Nos permite compartir momentos especiales con ellos y les permite sentirse acompañados en la pérdida.
  • Facilita poder hablar del fallecido, de nuestras emociones.
  • Nos invita a evocar emociones positivas asociadas al recuerdo.
  • Ayuda a la elaboración de la pérdida, a recolocar emocionalmente al fallecido.

Me he encontrado más de una vez en consulta con adolescentes y adultos jóvenes con duelos prolongados en los que desde la pérdida, no se ha facilitado el poder hablar de la persona fallecida y se ha convertido en un tabú que les ha ido aislando y bloqueando en su proceso de duelo. Este ejercicio puede ayudar a prevenir este tipo de situaciones, que, una vez enquistadas, casi siempre es preferible que sea un profesional quien ayude al joven a pasar por este proceso.

Para realizar el ejercicio es necesario que el niño quiera, y que el adulto no vaya a desbordarse haciendólo, pudiendo mostrar sus emociones controladamente.

¿En qué consiste?

El ejercicio tiene dos partes , aunque puede realizarse solo la segunda. Se puede hacer en varios días y se recomienda que se dé un plazo para terminarlo, para poder cerrar el proceso (aunque no se descarta poder añadir alguna vez otras páginas si es necesario). También recomiendo realizarlo en un horario en el que luego podamos hacer una actividad diferente que nos desepeje (no por ejemplo antes de dormir).

En la primera parte recomiendo la lectura con la niña del cuento El árbol de los recuerdos. En el argumento, un zorro muere en el bosque y los animales, muy tristes, se reúnen para recordar juntos al zorro. Es un cuento muy bonito sobre el duelo que se centra en la idea de que nuestros recuerdos harán que la persona que ha fallecido esté en nuestro corazón para siempre y nos enseña que recodar no es un tabú ni tiene porqué ser siempre doloroso, además es necesario.  El cuento nos sirve como introducción para mostrar lo importantes que son los recuerdos y lo importante que es no dejarlos de lado, permite dar mayor sentido al ejercicio. Así nos dará pie, a proponer la segunda parte de la actividad, y si al niño le apetece, empezar a llevarla a cabo.

zorr--647x291

La segunda parte sería la creación de El album de los recuerdos. Su formato lo dejo a la imaginación de las familias, pues siempre tienen más creatividad que yo y es una cosa muy personal. Algunas de las cosas que se pueden incluir:

  • Escribir brevemente algunos recuerdos con esa persona
  • Escribir cosas que a esa persona le gustaban o nos enseñó, escribir cosas que nos gustaban de ella.
  • Incluir fotos de momentos vividos juntos
  • Incluir fotos de lugares u objetos especiales que nos recuerden a esa persona
  • Decorarlo a nuestro gusto
  • Incluir siempre algún dibujo, especialmente como modo de poner fin al álbum, incluso podemos dibujar nuestro árbol si hemos leído el cuento.

El dibujo va a ser un medio de expresión fundamental para los más pequeños.

Hay álbumes de recuerdos que pueden ser solo un dibujo y otros que están muy elaborados con muchas páginas, todo en función de cómo  la niña entre a ello, de su desarrollo evolutivo… Las opciones son muchas. La idea es poder hablar de la otra persona y expresarse a través del dibujo y la fotografía.

Y mientras tanto… creemos buenos recuerdos en la vida de nuestr@s niñ@s para poder dejar esa huella en ellos para siempre.

 

71Y6bIvj-bL

* A lo largo del texto utilizo los términos masculino y femenino de manera indiferente.

Estimulando la memoria… biográfica

Cuando hablamos de memoria la bibliografía  describe diferentes tipos, para simplificar y no extendernos en el tema, diremos que los más destacados son:

–          Memoria semántica: hace referencia al almacenamiento de conocimientos generales  (por ejemplo los conocimientos académicos)

–          Memoria procedimental: recuerdo de cómo realizar ciertas habilidades o movimientos motores (por ejemplo montar en bici)

–          Memoria episódica o biográfica: es el almacenamiento de las experiencias personales (por ejemplo el recuerdo de la excursión del domingo pasado al zoo o la visita al médico del lunes)

Cuando hablamos de estimular la memoria, lo primero que se nos suele venir a la cabeza es la memoria semántica, de hecho, la mayoría de los programas de estimulación van dirigidos a potenciar ésta. He decidido escribir esta entrada para llamar la atención sobre otro tipo de memoria que suele pasar más desapercibida pero cuya estimulación es igual de importante o más que los otros tipos: la memoria biográfica, los recuerdos personales.

1remember

Contar nuestras propias historias una y otra vez es una manera de consolidar la memoria biográfica y nos ayuda a entender el mundo y a nosotros mismos. Poner palabras a nuestras experiencias ayuda a integrarlas y procesarlas. Ayudar al desarrollo de este tipo de memoria desde que somos pequeños tiene efectos muy positivos. Por un lado,  ejercitamos y potenciamos la memoria en general y por otro, le ayudamos a dar una organización y sentido a sus vivencias, emociones y pensamientos.

Las experiencias negativas tienen un gran impacto en el cerebro humano, y se suelen quedar grabadas influyendo en nuestras emociones y comportamiento incluso de manera no consciente.  El hecho de poder narrarlas ayuda  a hacerlas conscientes, elaborarlas y darles un  sentido, lo que permite que su influencia sea menor o incluso positiva. Las experiencias positivas en cambio, tienen más dificultad para dejar huella (¡para nuestro cerebro es más importante y adaptativo recordar el peligro!), por ello al narrarlas, logramos que el niño las tenga más presentes y pueda acceder más fácilmente a ellas en el futuro, cuanto mejor las recuerden, más influyentes serán en su vida y más emociones positivas generarán. Es por ello que entrenar la habilidad de recordar y narrar historias, a pesar de su sencillez, puede tener efectos muy positivos en su desarrollo.

Para entrenarles en esta tarea es importante que desde pequeñitos ayudemos a los niños a recordar. En niños muy pequeños, se recomienda hacerlo con sucesos neutros y  cotidianos, de esta manera le ayudaremos no sólo a potenciar su memoria sino  a prepararles para elaborar recuerdos más importantes en el futuro. Por ejemplo: “¿te acuerdas cuando hemos ido al parque? ¿Quién estaba allí? ¿Recuerdas a qué jugaste?”.  Cuando el niño es muy pequeño o no recuerda, nosotros mismos podemos ayudarle a relatar la historia.  “Ha sido muy gracioso cuando…” . No se trata de realizar interrogatorios si no tener una charla agradable a cerca de su día mientras compartimos la cena, el baño…

Con niños un poquito más grandes, podemos seleccionar los acontecimientos más relevantes para ellos, a partir de los 8 o 9 años también puede ser una buena idea animarles a escribir un diario.

Algunos de los inconvenientes que nos podemos encontrar es que los niños sean muy escuetos en sus conversaciones.  Ante esto, podemos variar las preguntas y en lugar de realizar preguntas generales como “¿Qué tal hoy el cole?”, a las que pueden responder con un simple “bien” podemos hacerles cuestiones del tipo “ ¿Qué ha sido lo mejor del día? ¿Y lo peor?”. Algunos autores proponen hacer juegos con los niños más pequeños para motivarles a contar: “Cuéntame dos cosas que hayan sucedido de verdad y una que no, a ver si lo adivino”. Cada familia, que son los que mejor conocen a sus hijos, pueden encontrar la mejor manera de hacerlo.

Además de los sucesos del día a día, podemos, de vez en cuando,  recordar sucesos concretos del pasado (podemos ayudarnos con fotos, ver videos, creando libros de recuerdos de acontecimientos importantes como un campamento o un viaje…).

Introducir esta sencilla costumbre en la vida familiar ayuda a:

–      Conocer su vida y su forma de pensar, ayudarnos a ponernos en su lugar.

–      Ganar su confianza y demostrarles nuestro interés.

– Mejorar nuestra relación

–    Estimular la memoria general

–   Ayudar al niño a adquirir la costumbre de recordar y reflexionar sobre los acontecimientos del día.

–   Dar sentido y comprender la experiencia pasada y presente.

– Ayudar a procesar e integrar mejor sucesos que han sido estresantes para el niño.

Edito después de varios años, para compartir que poniéndolo en marcha con mi pequeño, es increíble cómo  disfruta haciéndolo, cómo  pide que contemos una y otra vez algo que ha vivido  y cómo a veces le gusta también jugar a cambiar las historias y buscar alternativas. Son momentos mágicos con él y estoy segura de que le están siendo de mucha utilidad.

Basado en: El cerebro del niño de Daniel Siegel