Dos años asombrándonos juntos

Dos años asombrándonos juntos. Tú del mundo. Yo de ti.

Hace nada siento que escribía las entradas más personales de mi blog relacionadas con mi «reciente» maternidad (siempre te sientes reciente)… Y de repente te das cuenta de que ya no tienes un bebé.

Tienes un niño.

No parece una diferencia importante pero sí lo es.

Un niño que empieza a diferenciarse de ti,  que empieza a reafirmarse y a  utilizar constantemente el “NO” y el “YO SOLITO”… a la vez que sigue necesitando infinitamente de la seguridad de poder contar contigo… para poder separarse de ti. Para crecer.  Y mientras, tú por un lado te sientes orgullosa de verle crecer y aliviada de que ya no te necesite tanto (error, te necesita  igual o más pero de otra manera) y por otro, te atraviesa el miedo de ir soltando y la nostalgia de ser consciente de la velocidad del paso del tiempo (porque cuando eres madre pasa aún más veloz). La maternidad está llena de contradicciones. La vida lo está.

Y te das cuenta también, de que aunque parecía que ya no podías quererle más… Si puedes. De que el amor crece de forma exponencial con el paso del tiempo. Y te da vértigo querer tanto. Y te hace feliz querer tanto. Y te aterra querer tanto. Más contradicciones.

En esta edad, es también asombrosa la cantidad de aprendizajes que cada semana observas en ellos. Una vez leí que el 80% de las cosas que aprendemos en la vida ocurre entre el nacimiento y los 4 años. Estoy segura de que es así. Y además las más importantes.

Cada día es una sorpresa.

Otra de las cosas que más me llama la atención de su desarrollo  en este momento es la capacidad de imitación. Tan potente que a veces te encuentras descubriendo cosas de ti que ni si quiera tú habías observado hasta que ves su reflejo en él. Y otra vez en mí la sorpresa, el orgullo y el miedo… de tener la responsabilidad de ser un buen modelo para él.

Hay un dicho que habla de los “terribles dos años” pero yo creo que en realidad son “los asombrosos dos años”… si los observas con curiosidad y tratas de comprender cómo cada cosa que ocurre cumple su función en el camino de hacerse mayor. Educar desde esta perspectiva ayuda a mejorar nuestra paciencia y nuestro disfrute.

Ahora mismo si tuviera que destacar las 5 “varitas mágicas” que más me están ayudando en esta etapa son:

  • Las rutinas y la coherencia. En esta edad adoran las rutinas (están aprendiendo tantas cosas que necesitan y demandan sentir cierto control y predictibilidad). Aprovechémoslo. Tratar de hacerlas siempre que podamos siguiendo los mismos pasos evita órdenes y discusiones (os daréis cuenta de que llevan un poquito mal lo de las órdenes en esta etapa). Dicen las profes de infantil que este es el secreto para poder tener  15 niños a su cargo. Sobra decir que rutinas no es rigidez. Una cosa curiosa que sin querer hemos adoptado como rutina y que veo que nos ayuda mucho es despedirse. Despedirse del parque “adiós parque, hasta mañana”, del tobogán, de su cama, de su moto, del agua de la bañera… le ayuda a llevar mejor el cambio de actividad y esos pequeños «mini-duelos».
  • Darle sensación de control. Invitarle a tomar muchas decisiones. “¿Te pongo la camiseta de Mickey o la azul?” en vez de “ven que te visto” me facilita que quiera vestirse. Creo que facilitarle que pueda manifestar sus preferencias en las pequeñas cosas y sentir que se respetan, le ayuda a asumir mejor cuando no puede ser así. Aprovechemos la necesidad de imponerse como ser independiente de esta etapa  a nuestro-su favor.
  • Pedir en positivo. Esta me resulta más difícil. Estoy constantemente corrigiéndome. Creo que estamos tan acostumbrados al lenguaje en negativo… “Hablemos bajito” en lugar de “no grites”, “los papeles se tiran a la papelera” en lugar “no lo tires al suelo”. Es cuestión de entrenar. Le ayuda a saber más claramente lo que tiene que hacer y nos ayuda a manejar la tendencia a la oposición tan característica de esta etapa.
  • La calma. Centrarme más en tratar de autocontrolarme yo que en controlarle a él.
  • Dejar que lo intente. Siempre que no sea peligroso. Dejar que lo intente y descubra él solo sus límites y su potencial aunque yo piense que no puede hacerlo.  Es otro punto en el que quedo asombrada. La cantidad de cosas que puede hacer y yo pienso que no (reflexión: ¿Qué pasaría si yo también intento hacer todas cosas que pienso que no puedo?).

Y con esto me despido por hoy.

¿Cuáles son vuestros trucos “top 5” de esta etapa? ¿Qué es lo que más os asombra?

2 años.jpeg

Cuentos como herramientas para abordar el miedo

Me gusta trabajar con cuentos y considero que son una herramienta muy útil para acercarnos a abordar temas delicados con los niños (y no tan niños). Hoy voy a comentaros los cuentos que tengo sobre el MIEDO, y de manera breve, qué es lo que me gusta de cada uno de ellos que hace que estén en mi colección.  Los resúmenes de los cuentos los podéis encontrar fácilmente en la red, por lo que para no hacer larga la entrada me limito a extraer la idea fundamental que me aportan para mi trabajo con el miedo.

IMG_9293.jpg

  • Los miedos del capitán Cacurcias de José Carlos Andrés y Sonja Wimmer y Guille y los monstruos de Rocío Martínez. Estos cuentos los elegí porque ambos cuentos nos trasmiten de forma clara la idea de que los miedos están en nuestra imaginación y nos permite iniciar el trabajo con ello.
  • Samuel no tiene casi miedo de Juan Carlos Chandro y Mª Luisa Torcida. Elegí este cuento porque diferencia muy bien cómo el hecho de ser valiente no quita la importancia de ser prudente, y nos invita a poder hablar del valor adaptativo del miedo y lo importante que es para nuestra supervivencia.
  • El de Ya no tengo miedo ilustrado por Emma Brownjohn, me gustó porque nos habla de casi todos los tipos de miedos que existen y nos ayuda a normalizarlos y aceptarlos. Paso importante para invitarnos a hablar de ellos y superarlos. Además tiene pestañas y pequeños pop-up que le hacen muy llamativo. Encontramos desde miedos animales, a fenómenos naturales a miedos sociales, al fracaso o a fenómenos para normales. Una buena colección de miedos.
  • ¿De qué tienes miedo ratoncito? De Susana Isern y Nora Hilb. Lo escogí por la seguridad, la calma y el acompañamiento incodicional que la mamá ratona hace a su ratoncito.

He dejado para el final los dos cuentos que a mi parecer son los más completos en contenido, aunque a mí me gusta trabajar siempre con varios porque considero que se complementan:

  • Cuando tengo miedo de Trace Moroney. Este cuento es muy completo porque nos describe lo que podemos sentir en nuestro cuerpo cuando tenemos miedo; invita a hablar de cosas que dan miedo; nos habla del miedo y su función adaptativa y nos propone como una posible estrategia de afrontamiento el hablar de ellos. Este cuento pertenece a una colección llamada Sentimientos de SM.
  • Los tentáculos de Blef: el miedo de Teresa Arias y Eva Clemente . Este cuento también pertenece a una colección de la que de momento tenemos miedo, rabia y tristeza. Aunque se centra en el miedo al primer día de colegio nos transmite muy bien qué sentimos y necesitamos cuando tenemos miedo. Además nos hace una propuesta de intervención (la caja quitamiedos) y viene con una breve guía para padres y educadores donde nos habla del miedo, da algunas pautas y analiza algunas de las escenas del cuento para poder sacarles más partido. El pequeño Blef siempre suele tener éxito con los niños.

Cómo veis no os pongo edades porque yo elijo los cuentos según el niño, su personalidad y lo que necesite en ese momento y no tanto según la edad. Utilizo cuentos hasta con adultos. Los cuentos ilustrados son una buena herramienta para todas las edades. No obstante, podéis consultar la edad recomendada de cada editor buscando el cuento en cualquier buscador.

Estos cuentos son útiles para abordar el miedo en general. También existen cuentos que tratan sobre miedos muy concretos, como por ejemplo Durmiendo con monstruos sobre monstruos y seres imaginarios o El monstruo que se comió la oscuridad sobre la oscuridad. Podéis consultar sobre otras temáticas, por ejemplo, el siguiente enlace.   También son útiles los cuentos de emociones en general entre las cuales aparece el miedo. Estos cuentos nos ayudan a introducir el miedo dentro del contexto del resto de emociones y normalizarla como una más antes de adentrarnos en él.

Si conocéis alguno que os guste especialmente o que pueda ser complementario a todos los que os expongo, escucho agradecida vuestras sugerencias.

edito para añadir mis dos últimas adquisiciones: Mi Edo de Camino García y Kibo y el dragón morado.

ALGUNOS SECRETOS PARA TENER UN BUEN AÑO

365 oportunidades

Viñeta de Liniers

Ponerse ropa interior roja en noche vieja, brindar con oro, escribir tres deseos en un papel… mucha gente realiza esas pequeñas acciones de cara a tener un buen año. Deseamos feliz año como si la felicidad viniera de fuera. Sin embargo, la felicidad no es algo que venga o no venga. La felicidad se construye. No nos podemos quedar pasivos esperando a que venga. Por eso personas con unas buenas condiciones de vida y lo que se suele llamar suerte pueden sentirse desgraciadas, y otras personas con poco o pasando situaciones desfavorables pueden sentirse felices. Nuestras acciones y formas de enfocar las cosas, serán las que nos llevarán o no a experimentar este estado tan preciado.

Desde mi punto de vista la felicidad no es un estado completo de placer (pensando así mucha gente puede afirmar que no existe o puede pasarse la vida buscándola en lugar de sintiéndola). La felicidad para mí es un modo de encarar la vida en el que podemos experimentar diferentes emociones que van y vienen como es el miedo, la tristeza, la alegría… que son necesarias para vivir y que no son incompatibles con la felicidad. La felicidad sería el cielo, las emociones las nubes. La felicidad es un estilo de vida. ¿No es más fácil considerarse feliz desde este enfoque? Me considero una persona feliz, en las buenas y en las malas, por que sé valorar lo que tengo y sacarle partido a la vida sin necesidad de grandes cosas, aunque a veces sufra y me angustie. La definición de felicidad que tengamos en mente es importante para poder experimentarla y reconocerla.

Laura y Dino 126 alberto montt

Viñeta de Albert Montt

Os propongo hoy 4 hábitos claves que podemos hacer en lugar (o además) de comernos las 12 uvas y otros rituales de Nochevieja, y que apuesto a que tendrán mejor resultado:

  • Haz cada día algo que te haga sentir bien:

Hablo de esos pequeños detalles que nos hacen sentir bien y que dejamos de hacer o hacemos de manera automática sin tener conciencia de ello. Seguro que si te paras a pensar se te ocurre una buena lista. De hecho, sería una buena idea que hicieras esa lista, tanto para tenerlas más presente y ponerlas en práctica cuando no las hagas, como para saber reconocerlas y valorarlas cuando las hagas. Como por ejemplo una ducha calentita, disfrutar de una comida, pararnos un segundo más en ese beso automático de buenas noches, disfrutar  un olor, echarnos crema tras la ducha, pintarnos los labios, ponernos ropa que nos guste (incluso aunque no te veas bien, eso ya vendrá), leer un ratito, dibujar, hacer algo que te relaje, poner tu canción favorita… seguro que todos los días podemos sacar unos minutos para ello. Sino se te ocurre nada fíjate en tus 5 sentidos y sácales partido.

Mira, huele, saborea, siente y escucha.

Recuerda que el truco no sólo está en hacerlo sino en hacerlo con consciencia y saboreándolo.

mindfulrelajarse

  • Haz cada día algo con sentido en cuanto a tus metas y valores:

Pregúntate si lo que haces te aleja o te acerca a tus pequeñas o grandes metas o a tus valores. Busca esas pequeñas cosas que te hacen vivir de manera coherente a ellos. Hazte donante de médula, de sangre, colabora a una buena causa, recicla, haz un curso, sigue la dieta, juega más con tu hijo, habla más con tu pareja, enfrenta pequeños miedos, levántate antes, resuelve una tarea pendiente… Y recuerda que cada paso es una meta en sí misma. Felicítate por ello.

metas-dolorosas.jpg

 

  • Haz ejercicio:

Está demostrado que el ejercicio físico es beneficioso tanto para nuestra salud física como mental. Trata de practicarlo, aunque sea empezando por caminar unos minutos al día. Busca algo que te guste o que no te resulte muy difícil y sé constante. Créeme, sé constante y lo notarás.

sujetobienestar-post-cardio-img2.png

  • Practica el agradecimiento:

Trata de capturar momentos a lo largo del día por los que sentirte agradecido (una sonrisa, un gesto amable, una hora más de sueño, un semáforo en verde, compartir tiempo con tu hijo o incluso de disfrutar de agua corriente…). Puedes empezar por hacer un repaso al final del día buscando 3 ó 4 cosas que agradecer. Hasta en el día más malo puedes encontrar algo. Si lo entrenas, poco a poco te saldrá de manera automática y se podrá convertir en una actitud. Agradecer y valorar lo que tenemos probablemente tenga una relación muy estrecha con la felicidad.

gracias.jpg

.

¿Y os preguntaréis que qué tiene que ver con los niños y mi blog? Pues mucho. Porque el bienestar de los cuidadores es fundamental para el bienestar de los niños y porque somos un ejemplo para ellos ;). La máxima del cuidador es: «Cuídate para cuidar».

¡No leas este artículo!

IMG_7583
– No cierres la puerta
Nos mira. Pone la mano en la puerta.
– No cierres la puerta que te puedes pillar.
Nos mira. Parece desafiarnos. Sentimos que nos entiende.
– No cierres la puerta que me enfado.
Cierra la puerta y sentimos que nos mira con triunfo.
«No tiene ni dos años y nos toma el pelo» – pensamos – .
Nos enfadamos.
(…)
Quizás sea una escena cotidiana que la mayoría de nosotros podemos tener en nuestra cabeza si tenemos o hemos tenido niños pequeños (de hecho esa escena de ayer me inspiró a escribir este artículo).
Hoy quiero haceros reflexionar sobre la curiosidad y los niños.
La curiosidad es la emoción con diferencia más predominante en los niños pequeños, muy especialmente de 0 a 3 años. Si hay una emoción que llame especialmente la atención en un niño sano con sus necesidades básicas cubiertas es la curiosidad .
Todas las emociones tienen funciones y están encaminadas a movilizar a las personas hacia determinadas conductas. Como función podemos decir, que la curiosidad es una emoción que predispone al conocimiento. Es el pilar básico del aprendizaje y ayuda a crecer. La curiosidad promueve la conducta de exploración. En los primeros años de vida todo es nuevo y nuestro cerebro está deseoso de absorber información, por tanto la exploración del entorno se convierte en prioritario.
IMG_7584
La curiosidad en el niño llega a límites que el adulto en muchas ocasiones no puede ni a llegar a comprender. Como en el ejemplo que puse al inicio, muchas veces tratamos de valorar el comportamiento del niño desde la mirada de adulto y es entonces cuando solemos pensar que los niños nos retan, que les da igual lo que les digamos… Le acabamos de decir que no toque algo y sigue haciéndolo y… ¡Además nos mira mientras lo hace! ¡Encima se regodea! Lo entiende perfectamente y nos desobedece.
Esa mirada… no ayuda.  Solo nos enfada más y nos dificulta dar una respuesta adecuada. Una respuesta desde la reflexión y no desde una reacción de nuestro descontrol emocional.
No nos retan. Al menos no guiados desde las malas intenciones que otorgamos.
Es por curiosidad. Curiosidad por ver qué pasa si lo hago (tiene que ser algo impresionante para que mis padres se pongan así), por ver cómo reacciona mamá/papá y porqué lo hace así, por ver donde están los límites, porque les extraña esa actitud de papá/mamá y quieren ver un poco más, para ver si es para tanto, para ver si sé hacerlo o porque simplemente el instinto me mueve a curiosear y puede más que yo (la parte más racional de su cerebro está en proceso de maduración, las emociones mandan). Es posible que hasta le parezca divertido ver cómo nos ponemos porque toque un objeto del cual no comprende el valor o el peligro que le otorga un adulto y por ello nos mire con picardía.
Y aunque entienda que no nos gusta que lo haga, muchas veces volverá a hacerlo, sí. Porque su curiosidad estará por encima de todo y será lo que le mueva (su misión principal en esa edad es aprender). La curiosidad suele estar también por encima del miedo (por ello los niños pequeños pueden correr peligros y necesitan nuestra protección) así que los castigos y reprimendas no suelen servir mucho y puede que vuelva a tocar el objeto si no lo hemos cambiado de lugar o hemos tomado medidas que impidan directamente la acción sin que la dejemos a su buena elección.
Creo que verlo desde este enfoque, nos permitirá desarrollar mucho más nuestra paciencia y comprensión y con ello tomar decisiones más acertadas.

Por todo ello, será muy importante en estos primeros años el control del entorno. Que el niño pueda vivir y explorar libremente en un entorno seguro  donde no tengamos que estar luchando constantemente con su curiosidad, ya que nos desgasta a nosotros y daña nuestra relación con ellos (y también puede inhibir esta emoción tan importante si el conflicto es constante). El enfado requiere mucha energía. Convivir y cuidar de un niño pequeño requiere mucha energía. No la malgastemos donde no merece la pena.

Ante situaciones peligrosas para él, para los demás o para los objetos nuestra postura debe ser firme y calmada, retirándolo de la situación «no voy a dejar que te hagas daño» y distrayéndole hacia otros estímulos (lo bueno de que sean tan curiosos es que muchas veces es fácil distraerlos y que decidan curiosear en otra parte).
Volviendo a la viñeta del inicio, para otra vez, en lugar de repetirle veinte veces que no cierre la puerta e ir aumentando nuestro grado de enfado, algunas de las cosas que podemos intentar son:
– Interpretar adecuadamente su comportamiento sin sentirme desafiado (acordaros de la curiosidad). Sólo esto hará que sea más fácil aplicar cualquier otra medida.
– Desviar su curiosidad entusiasmadamente hacia otra parte: «vamos a jugar…», «mira, ven y ayúdame a…» (personalmente a mí lo de «ayúdame a» me sirve muchísimo, los primeros años tienen unas ganas tremendas de colaborar).
– Darle las instrucciones en positivo: facilitan la colaboración ya que por un lado son menos aversivas y disminuyen la resistencia y la curiosidad del ver que pasa , y por otro, son menos complejas a nivel de operaciones mentales. No existe en nuestra imaginación la instrucción en negativo, para imaginarme «no cierres la puerta» primero tengo que imaginarme cerrando la puerta y luego asumir el no. «Ven con mama y deja la puerta abierta» , evoca en nuestra imaginación la imagen a cumplir de forma directa, me quita tentaciones.
– Enseñarle cómo cerrar la puerta sin hacerse daño o ayudarle a hacerlo.
– Si es importante que no la cierre, y las otras opciones fallan, retirarlo físicamente de la puerta antes de darle tiempo a desobedecer, cerrarla nosotros o poner medidas físicas que impidan el cierre (que sabemos que va a ocurrir).
¿Entraste a leer el artículo a pesar de su título (incluso debido a su título)? ¿Nunca te has sentido tentado a hacer algo que sabes que no debes solo por curiosidad? Multiplícalo por mil y será la que sientan en ellos.
maxresdefault

Un pellizco en la barriga y otros cuentos para apoyar el duelo

-La pérdida de un ser querido es una de las más difíciles situaciones por las que todas las personas tenemos que pasar en algún momento de nuestra vida.

Podéis encontrar información muy completa sobre el duelo infantil y cómo ayudarles en la siguiente guía que distribuye de manera gratuita la Fundación Mario Losantos:  Explícame que ha pasado (haz click en el título para acceder).

Yo quería hablaros de los cuentos. Ha caído en mis manos el cuento “Un pellizco en la barriga” de Alma Serra y ha sido un flechazo.

portada.jpg

De primeras ya el título me ha enamorado, porque cuánta razón tiene, y es que nuestra angustia más profunda no solemos sentirla en el corazón, sino en la barriga. Y es que muchas veces es ese retorcimiento de tripas y el nudo en el esófago que nos ahoga y nos provoca un vacío el que nos indica que emocionalmente no estamos bien. Emociones y aparato digestivo suelen estar muy conectados, aunque suena más bonito hablar del corazón.

Este cuento, más que un cuento es una guía. Explica muy bien las emociones y pensamientos que todos podemos tener ante un proceso de duelo.

PicsArt.png

Si has vivido una pérdida importante ¿Te suena?

recuerdos

culpa

¿Y la culpa por lo dicho y lo no dicho?

Además en cada parte del proceso propone ejercicios a realizar para ayudar a cada fase.

album

Yo lo recomendaría para niños a partir de primaria, pero también para adultos. Que no os eche para atrás que sea un cuento infantil, no sólo podréis identificaros con lo que siente Mar (su protagonista) y beneficiaros de los ejercicios propuestos sino que además, el hecho de que sea un cuento con ilustraciones con tanto significado y escrito con tanta belleza estimulará también nuestro hemisferio derecho del cerebro y el procesamiento emocional será más completo.

Al final del cuento,  podemos encontrar una serie de recomendaciones para leer el cuento a los niños.

La historia está inspirada en el proceso M. A. R (Movimiento hacia el agradecido Recuerdo) creado por Carlos Odriozola. De ahí el nombre de nuestra protagonista, Mar.

Las fases por las que la protagonista de nuestro cuento pasa son:

  • Aceptación de la pérdida
  • Conectar con el dolor o la rabia
  • Identificar las situaciones de culpa
  • Despedida agradecida
  • Reutilización de la pérdida en beneficio de la sociedad

El sentimiento de agradecimiento es una de las emociones más bonitas que podemos encontrar en estos procesos y es importante potenciarla.

A continuación os dejo una lista de otros cuentos, para que independientemente de recomendaciones podáis ojearlos y elegir el que más se adapte a vosotros. Existen muchos más en el mercado. Estos son mis favoritos. Las edades son orientativas, dependerá de cada niño, entendiendo a cada edad diferentes matices del cuento.

Pérdida de la mascota:
– Yo siempre te querré, de Hans Wilhem, editorial Juventud. A partir de 4 años.
– No te olvido. Editoral Edebé. A partir de 5 años
– Cipariso. A partir de 5 años.
– ¿Cómo es posible? La historia de Elvis. A partir de 6 años
– Frida. De Vanesa Rodríguez . A partir de 7 años
Pérdida de los abuelos:
– Buenas noches Abuelo, Roser Bausa. A partir de 3 años.
– La muerte. Mi amiga invisible. Editorial Salvatella. Desde 3 años
– Así era mi abuelito, Parragón Ediciones. A partir de 4 años
– La isla del abuelo de Benji Davies. A partir de 4 años. (Me gusta especialmente)
– La caricia de la mariposa. Editorial Kalandraka. A partir de 4 años. (abuela)
– Mi abuelo y yo. Editorial Juventud. A partir de 5 años.
– ¿Dónde está el abuelo?, Tándem Ediciones. A partir de 6 años.
– Nana Vieja. Desde 4 años.
– Mi abuelita ya no está. Autor: Pog editorial Siruela
Pérdida del padre o la madre
– Un pellizco en la barriga aunque no especifica quién es la persona que ha fallecido me parece ideal para este tipo de pérdida (y para cualquiera importante).
– Siempre. Ana Galán (desde 4 años)
– Siempre te querré, pequeñín. A partir de 4 años (madre). No aborda proceso de duelo señala amor incondicional de la mamá incluso más allá de la muerte.
– No es fácil pequeña ardilla. (madre). A partir de 5 años.
– Gracias vida. Rosa María García (una niña de 7 años pierde a su mamá por una enfermedad oncológica)
– Para siempre de Kai Lüftner. A partir de 5 años. (padre)
– El corazón en la botella. A partir de 5 años (madre)
– Paz. Papá se fue sin avisar. A partir de 5 años.
– Mamá se ha marchado, SM. A partir de 8 años.
– El tren. Silvia Santirosi. A partir de 8 años. (madre)
– No puedo dormir. Stein Erik Lunde. A partir de 8 años. (madre)
– Siempre. Ed. Bruño . Ana Galán (a partir de 3 años)
Pérdida de los hermanos
– El duende del lago, dentro de Cuentos para el adiós, SM. A partir de 6 años.
– El niño de las estrellas. Desde 4 años.
Pérdidas perinatales:
-Mi hermanita tiene superpoderes.
-http://www.nubesma.org/wp-content/uploads/2018/12/Ten%C3%ADa-que-nacer-una-estrella.-Resumen-Elena-Angulo.pdf
Pérdida de los amigos
– Bolita de nube. A partir de 4 años
– Yo explotaré globos por ti. Desde 3 años. Ideal para pérdidas de compañeros de escuela.
– Inés azul de Pablo Albo. A partir de 6 años.
– El oso y el gato salvaje, Corimbo. A partir de 6 años.
– Más allá del gran río. Editorial Juventud. A partir de 7 años.
– El tren de medianoche. Anaya. A partir de 12 años.
Pérdidas donde no se especifica parentesco
– La estrella de Laura. A partir de 3 años. (No hay muertes en el cuento, nos cuenta cómo cuesta separarse de las cosas que queremos).
– ¿Qué viene después del mil? Desde 4 años
– Vuela mariposa, vuela. A partir de 3 años
– Un pellizco en la barriga
– El árbol de los recuerdos (Hablo de él en esta entrada)
– Para siempre de Alant Duran (desde 5 años)
– Para siempre, De Camino García. A partir de 6 años.
– Cuentos para el adiós , Begoña Ibarrola (varios cuentos sobre diferentes tipos de pérdidas)
– El zorro y la estrella. Ed. Nube de tinta. A partir de 7 años.
– Vacío de Anna Llenas. A partir de 8 años por su complejidad y abstracción.
Cuentos sobre la muerte en general
– Efímera (bueno para introducir la muerte suavemente sin tener que haber vivido ninguna situación de pérdida). A partir de 5 años.
– Es así. Paloma Baldivia . A partir de 5 años. Sobre el ciclo de la vida.
– Lis, la flor que no quería crecer (aborda el miedo a la muerte desde el ciclo de la vida de una flor). Me encanta .
– Y sí morir fuera como convertirse en mariposa. Una conversación sobre la muerte entre un abuelo y su nieto. Sin desperdicio
Duelos especiales 
– Cuerpo de nube de Ana Eulate: lo recomendaría sobretodo para enfermedades en situación paliativa (para preparar para la muerte de esa persona) o duelos de éstas. El cuento trata de un hermanito que nace diferente, con cuerpo de nube (que podemos hacer símil con la enfermedad). A partir de 4 años.
Otro cuento que no trata específicamente de la muerte pero que puede servir para señalar esa conexión que siempre tenemos con nuestros seres queridos aunque no estén presentes es El hilo invisible de Miriam Tirado.
unnamed